Christophe béhar

3 preguntas para Christophe Béhar, presidente del Grupo de Proveedores Industriales de Operadores de la Industria Nuclear (GIFE)

La industria nuclear juega un rol fundamental para satisfacer la creciente necesidad de energía en todo el mundo.

El actual director de desarrollo energético del grupo FAYAT y presidente del Grupo de Proveedores Industriales de Operadores de la Industria Nuclear (GIFE) pertenece a un grupo selecto de personalidades de nuestro sector. Ingeniero y físico, Christophe Béhar, ha ejercido principalmente sus labores como Director de Materiales, Vigilancia y Medio Ambiente del Departamento de Aplicaciones Militares (DAM) y luego como Director del centro CEA / DAM-Île de France. Posteriormente se desempeñó como Director de Energía Nuclear en la CEA. Hoy en día, él apoya el uso de la energía nuclear con el debido rigor científico, con una comprensión adecuada de los nuevos desafíos ambientales, adaptada a las imposiciones de los tiempos actuales.

La población mundial crecerá y con ella también aumentará la necesidad de energía. ¿Cuál será el papel del sector nuclear en la política energética emergente?

La industria nuclear no detenta hoy en día el liderazgo entre los proveedores de energía y no lo hará tampoco en el futuro. Cuando observamos por ejemplo, el aumento de la población en un continente como África, con más de mil millones de habitantes en la actualidad y con una proyección de 2.500 millones para el año 2050, está claro que la demanda de energía se disparará. La energía eléctrica es y seguirá siendo una de las formas de energía más solicitadas en todo el mundo. Numerosos estudios concluyen que en el año 2050 la demanda mundial habrá aumentado entre un 30 y un 40% respecto al nivel actual.

Esto está sencillamente vinculado al crecimiento de la población. Si se dibuja una curva en un gráfico de barras, con los megavatios hora per cápita consumidos en el eje Y y la esperanza de vida en el eje X o abscisa, vemos que crece muy rápidamente y luego es casi asintótica. La esperanza de vida está muy ligada al consumo de energía eléctrica. La gente quiere vivir mejor, con una mejor salud y durante más tiempo: eso es intrínsecamente humano. Pero la energía nuclear requiere un cierto grado de conocimientos técnicos. Es mucho más sencillo hacer funcionar las centrales eléctricas con carbón u otros combustibles que generan CO2. Entonces, si queremos luchar eficazmente contra el calentamiento global, en virtud de que no todos los países con un elevado crecimiento demográfico disponen de tecnología nuclear, los países industrializados deben invertir en ella para intentar, en la medida de lo posible, contrarrestar el uso de combustibles fósiles en los países en vías de desarrollo. En Francia, la cuota de la energía nuclear es del 75% y la ley de programación energética plurianual prevé una disminución al 50%. En el Reino Unido, la cuota de energía nuclear varía entre el 24 y el 25%. Y la tendencia indica que aumentará. En Estados Unidos, a pesar de sus 93 reactores, ronda un 20%. En Rusia estamos en el 27% y en Japón en menos del 25%. En los países industrializados, la energía nuclear no es la principal fuente de producción de energía. Evidentemente, hay un margen de maniobra.

La esperanza de vida está muy ligada al consumo de energía eléctrica.

Crédito de la foto: GettyImages.

¿Cuál será el destino de la energía nuclear?

Los países lideres en el uso de esta energía poseen reactores de tres potencias distintas en sus catálogos. En primer lugar está el EPR y luego el SMR (Small Modular Reactor) ambos instalados y disponibles en Francia, ambos cuentan con el aval del Presidente de la República. En otros países también podemos encontrar el RNR, (reactor de neutrones rápidos). Aquí existen 19 emplazamientos nucleares y no creo que el gobierno acometa la instalación de más. A medida que aumenten nuestras necesidades energéticas, desmantelaremos e instalaremos reactores de alta potencia como el EPR II. Considero que los SMR, son más bien un producto para la exportación y no están destinados para Francia, salvo quizás una unidad de lanzamiento. Sin embargo, el debate que hoy se desarrolla está en su etapa inicial. No cabe duda de que existe una tendencia hacia el lanzamiento de reactores de baja potencia de 100 a 300 megavatios. Con respecto a los nuevos prototipos de reactores de neutrones rápidos (RNR) de 4ª generación cuyo desarrollo se detuvo en 2019, pero que la comisión parlamentaria de opciones científicas y tecnológicas desea que vuelvan a ser objeto de debate. El informe RTE “Energy Futures 2050″ del operador de la red de transporte demuestra hasta qué punto el debate energético se está convirtiendo en la piedra angular de la próxima campaña presidencial. Son asuntos que se debatirán ampliamente en los próximos meses y años.

A medida que aumenten nuestras necesidades energéticas, desmantelaremos e instalaremos reactores de alta potencia como el EPR II.

Como presidente de GIFE, el grupo de proveedores industriales de los operadores nucleares, ¿cómo ve la integración de las PYME en este vasto movimiento de transición y modernización?

Estamos en la primera fila. Hoy, por ejemplo, las empresas de ingeniería civil están trabajando en el EPR II y haciendo propuestas a la EDF. Pero lo que debería impulsar la industria nuclear en Francia, en lo que respecta a los reactores nucleares, es la decisión que podría tomar el gobierno francés de construir los seis primeros EPR2, lanzados de dos en dos, para gran beneficio de la cadena de suministro nuclear francesa. Por el momento, el mantenimiento de los reactores en condiciones operativas, el proyecto de fortalecimiento de la energía nuclear denominado el “grand carénage”, asegura la continuidad del trabajo. Hay que recordar que la EPR de Flamanville no se ha puesto en marcha aún, sólo funcionan las de Taishan, en China. El OL 3 de Finlandia está en fase de carga de combustible. Como he dicho antes, estos proyectos requieren una gran experiencia técnica, pues son ahora esenciales para abordar los grandes problemas medioambientales que nos preocupan. El calentamiento global implica la cuestión de las energías renovables. Menos CO2 y por lo tanto, menos carbón, gas y petróleo utilizados para la producción masiva de electricidad. Pero ni la energía solar ni la eólica pueden producir electricidad a gran escala y almacenarla, por lo que es esencial mantener la industria nuclear en condiciones óptimas de funcionamiento. Esto requiere un alto nivel de competencias en todos los niveles. La cadena de suministro debe ofrecer soluciones innovadoras y adaptadas.